Sunday 25 May 2014

Malta/Comino - The Island Run by a Single Family | European Journal


En mi artículo decía que Comino tenía 4 habitantes. Desde entonces parece que se ha reducido la población a 3 (y a un cura que los visita semanalmente que cuenta como visitante habitual, claro).



Sunday 4 May 2014

Malta Experience 2010

Este artículo fue publicado en Tiracantos en 2010.
Es un resumen histórico del país y de nuestra primera experiencia.
Puede ser de utilidad ahora.

Blue Grotto
Cualquier maltés te lo dice: “Malta is a small country”. Y ciertamente lo es con un total de 320 km2, frente a los 8.022,8 de la Comunidad de Madrid. Malta, la isla principal, mide 27 x 14 Km; Gozo mide 14 x 7 km. Comino, no lo sé, pero paladead su nombre e imaginaos su tamaño. A ello añadimos 3 ó 4 islotes deshabitados. Y hablando de población, Malta tiene 403.000 habitantes; Gozo 20.000 y Comino 4. No. No me he comido ningún cero y espero que ninguno de los 4 se ponga malito. “Malta is a small country” pero también es el país más densamente poblado de Europa.

Y tal vez el más transitado. Parece que por allí pasaron y se asentaron todo tipo de buenas gentes y no siempre en términos pacíficos. Por estas islas vivieron pobladores que construyeron templos megalíticos impresionantes 1.000 años antes que Stonehenge (visitados, vistos o entrevistos. A destacar, Ggantija); se quedaron fenicios y cartagineses que apenas dejaron huellas arqueológicas; siempre hubo una pequeña comunidad griega que al parecer nunca dio guerra; se las apropiaron los romanos interesados en su situación estratégica y en los entonces valiosos productos de las islas: sal y miel, de donde deriva su nombre romano, “Melita”.

En el año 60 naufraga San Pablo en Malta cuando, tras hacer valer sus derechos como ciudadano romano, va camino de Roma para ser juzgado. Lo acompaña San Lucas que recoge por escrito esta aventura. Tres meses estuvo en Malta Pablo como prisionero. En tan breve tiempo logró convertir a Publio, el gobernador de las islas, en obispo nada menos. Si llega a estar un año… Visitamos su gruta en Mdina / Melita, la antigua capital.

De la ocupación árabe, los malteses heredaron la lengua que hablan hoy en día: una lengua semítica que les permite entenderse con los árabe-parlantes del Norte de África sin mediar estudio. Lo curioso es que si lo escuchas durante un rato, acabas pillando algo. El maltés tiene un léxico tan mezclado como mezcladas son las gentes que lo hablan y abundan los préstamos italianos, ingleses, etc. Y sí, es verdad que el inglés es lengua oficial en Malta, pero hablarlo y hablarlo bien, lo hablan los que estudiaron en coles de postín aunque todo el mundo lo entiende (algunos fingen que no saben para que no los tomen por pijos).

La lengua es de raigambre semítica y esto es una herencia de peso. Llama la atención que, sin embargo, no haya mezquita alguna reseñable, o restos. En cambio, si eres cristiano (de la variedad católica apostólica y romana) estás de enhorabuena. Dispones de 365 iglesias, una para cada día del año. Asombra el número de estatuillas, estatuas y grandes estatuas de vírgenes, san pablos y san franciscos que te topas por la calle exentas e insertadas en los muros de las casas. Nuestros conductores de autocar exhibían en sus cabinas un ingente número de estampas, como en camerino de torero. No hay que olvidar que allí estaban ellos, tan pequeños, frente al turco, tan grande.

“Malta is a small country” pero es impresionante todo lo que cabe allí. Tras una semana de visitas diarias, nos dejamos muchas cosas por ver. No nos perdimos, sin embargo, un crucero que bordeó La Valetta ni el pateo de la ciudad repleta de turistas. De verdad que merece la pena ver los Albergues de los caballeros de la orden de Malta, las fortificaciones y sus calles de piedra llenas de sabor.

Y hablando de caballeros, supimos que la orden se trasladó a las islas por gracia de Carlos I y V, a la sazón Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, que se compadeció de sus 7 años de merodeo itinerante tras ser expulsados por Solimán de la isla de Rodas que durante 200 años fue su hogar y cuartel general. ¿Y qué pintaban en Rodas? Rodas fue su patria tras una breve estancia en Chipre al ser expulsados de Tierra Santa tras la caída de Acre en 1291 en donde se habían establecido por negocios de cruzados. Y esta orden compuesta por hombres nobles de las distintas monarquías europeas (Auvernia, Provenza, Francia, Aragón, Castilla, Inglaterra, Alemania e Italia) va de isla en isla hasta recalar en el archipiélago maltés. Una vez allí se instalan en la capital Mdina de Malta (hay otra Mdina / Victoria en Gozo para confundir al turista novato) y, para alivio de la nobleza, aguantan poco en el interior de la isla y se trasladan a la costa donde se dedican a construir las fortificaciones que hoy conocemos. Esto debió de tenerlos bastante entretenidos a la vista de su poderío. Especialmente después de los exitosos ataques turcos de 1547 y 1551 en los que gran parte de la población es esclavizada. Y tanto se empeñaron, que, en manifiesta minoría, lograron sobrevivir al Gran Asedio turco de 1565 para comidilla y asombro de toda Europa.

También tuvo a bien su majestad imperial Napoleón Bonaparte darse una vuelta por tan concurrido lugar que acabó con el gobierno de los caballeros y que además le dio la oportunidad de rapiñar obras de arte, oro y plata. ¡Vive la France! De una u otra manera, los ingleses acabaron protagonizando el papel de salvadores de los isleños. En principio no estaban interesados en quedarse el archipiélago sino en evitar el dominio francés, pero, claro, una cosa lleva a la otra y tras el Tratado de París de 1814 nos encontramos con que se confirma la posesión británica.

Me salto el duro papel que le toca vivir a Malta en las guerras mundiales (esto se me alarga) y el arduo camino a la Independencia allá por 1979 para convertirse en miembro de la UE en 2004.

Y por eso usamos todos euros, lo que hizo nuestra vida un poco más fácil. Con ellos compramos cosas, pero pocas. La ropa es igual que aquí en marca, diseño y precio. La comida es tal vez más barata y está muy buena. La italiana, me refiero, porque la poca cocina tradicional maltesa que probé… creo que debería darle otra oportunidad para poder opinar. Y esto del buen precio del alimento cocinado me tiene intrigada porque Malta tiene que importar el 80% de lo que consume. Será que hacen un esfuerzo por atraer más turismo.

Malta es pequeña y rellena de cosas interesantes por dentro. Y también excepcionalmente bella en sus contornos. Las costas recortadas te dejan sin aliento y el color del mar sin palabras. No creo que nos olvidemos de lo escarpado de Dwejra ni de sus cuevas. Ni de lo que disfrutamos en Golden Bay (un poco de descanso). Nos volvimos, sin embargo, con la pena de no poder visitar la mundialmente famosa Gruta Azul aunque estaba programada. Neptuno es un traidor y no creo que le sacrifique más bueyes ni le dedique más libaciones por el feo que nos hizo el día D.

Nos imaginamos sus aguas surcadas por galeras, carracas, galeones, naves, navíos, galeotas, bergatines de remos, jabeques y demás embarcaciones. Una mención especial a la flota melitense bajo el mando de los caballeros: pocos barcos (entre 4 y 6 unidades), pero los más modernos y mejor dotados de toda la cristiandad que se atrevían a presentar batalla cuando el enemigo los cuadruplicaba. Al parecer la flota turca y la española presentaban batalla hasta cuando la flota enemiga era el doble. De la calidad marinera maltesa da fe el dicho popular español refiriéndose a una gran marejada: “tormenta que sólo las galeras de Malta pueden afrontar”. Y una curiosidad: la orden inventa la “boya de prevención de corchas” o precedente del moderno salvavidas.

Si me preguntáis qué fue lo mejor de esta experiencia, os diré que la compañía. Tenía yo mis miedos pues sólo conocía a algunos de los alumnos. Pronto, sin embargo empezamos a entendernos todos y a disfrutar de todos los avatares, incluso hermanándonos en el cansancio y la apretura de los programas. Conformamos un grupo variopinto liderado por Puri Aragón a la que asistí gustosamente con nuestras inefables asistentes: Heather (que traía el traje de la nieve mentalmente puesto) y Erica.

Yo desde luego volví cansada de contar alumnos a cada paso pero muy sonriente tras las felicitaciones que familias de acogida, conductores, guías y profesores dedicaron a nuestros alumnos por su educación, saber estar y la alegría y curiosidad que llevaban metidas en el cuerpo.
Susana Gómez-Randulfe

2010